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Domingo de Gaudete: ¿Hemos Convertido la Ciudad en un Desierto?

Domingo de Gaudete: ¿Hemos Convertido la Ciudad en un Desierto?
El Eco que Nos Falta: La Voz que Clama Hoy

Cada Tercer Domingo de Adviento, la liturgia nos regala la figura imponente de San Juan Bautista. Su misión era ser la «voz que clama en el desierto: Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos» (Lucas 3:4).

Pero detengámonos un momento: ¿Dónde está ese desierto hoy?

Juan Bautista clamaba en un desierto físico y geográfico. Hoy, su voz resuena en un desierto espiritual y cultural que hemos construido, precisamente, en el corazón de nuestras ciudades y hogares llenos de ruido.

El Desierto de la Indiferencia

Paradójicamente, vivimos en la época con más información, más conexiones y más estímulos visuales y auditivos, pero también en el tiempo donde más nos cuesta escuchar.

Nuestras vidas se han convertido en un desierto donde:

  1. Hay Sed, pero Buscamos Oasis Falsos: Hay una profunda sed de trascendencia, de paz y de sentido, pero se intenta saciar con el consumo desenfrenado, el entretenimiento vacío o la validación instantánea de las redes sociales.

  2. El Silencio ha Desaparecido: La voz de la fe, la voz de la conciencia y la voz de la Iglesia son apenas un susurro que se ahoga entre el estruendo de lo urgente y lo trivial. El mundo no escucha, no por falta de voz, sino por falta de silencio interior.

  3. El Desierto de la Soledad: A pesar de estar hiperconectados, el desierto moderno es el de la soledad y el individualismo, donde la Fe, que es esencialmente comunitaria, queda arrinconada.

Gaudete: La Alegría en la Preparación

El Tercer Domingo de Adviento se llama Gaudete (Alégrense), no porque ya haya llegado el Señor, sino porque Él está cerca. La alegría de Gaudete no es una alegría vacía o superficial, sino la que nace de la esperanza activa.

San Juan Bautista nos dice que, si queremos que Jesús nazca en este desierto, debemos ser nosotros los que trabajemos como sus «allanadores» y «preparadores».

¿Cómo rompemos el silencio y preparamos el camino hoy?

  • Siendo la Voz: No podemos esperar que el mundo apague su ruido; debemos ser la voz que lo atraviesa. Esto significa vivir nuestra fe de manera valiente y coherente en el trabajo, la familia y la sociedad.

  • Creando Oasis: Si el mundo es un desierto, nuestra parroquia y, sobre todo, nuestra familia deben ser un oasis de silencio, oración y acogida donde la voz de Dios pueda ser escuchada.

  • Allanando Senderos: Quitar los obstáculos no es tarea de un solo día. Significa examinar nuestra vida (nuestros odios, rencores, apegos) y hacer espacio para la conversión, preparando un camino recto y llano para Cristo.


Invitación a la Reflexión:

En este Domingo de la Alegría, la Iglesia nos pide alzar la mirada, pero también alzar la voz. La mejor preparación para la Navidad es atrevernos a ser la voz que rompe el silencio del desierto moderno.

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